domingo, 6 de febrero de 2011

El hogar primitivo - nido singular de la especie humana


“La construcción de todo edificio comunitario o vivienda constituye siempre, hasta cierto punto, una anamnesis, la evocación de un ser divino creador del centro del universo. Por ese motivo, el lugar no puede elegirse al azar ni responder tampoco a motivos racionales: su descubrimiento debe responder a la revelación de alguna divinidad” (Rykwert, 1988).


El Inicio

Un prado verde, algunos árboles, un estanque y el sol


 

Una rama ha caído al suelo,
un asiento bajo la sombra de los árboles.
un lugar que se manifiesta con intensidad



Ahora un punto ocupa el centro de ese lugar.
Se ha trazado un círculo, primero con cal y luego con piedras



Las piedras se afirman con barro del estanque cercano.
La familia participa.



El Hogar. Un sencillo tafetán tejido con hierro.





El sol es el centro - Fuente de luz y de calor en nuestro mundo



La hoguera es el centro,



Origen del conocimiento y del bienestar en los hombres





“Antes de pensar en erigir tiendas, empalizadas o chozas, los hombres se congregaban alrededor del fuego: la hoguera que los mantenía secos y calientes, en la que podían preparar sus sencillos alimentos. El hogar es el germen, el embrión de todas las instituciones sociales. La primera señal de asentamiento, de reunión, de descanso, tras los largos nomadeos y trabajos de la caza, es siempre la hoguera, el brillo de las llamas crepitantes.” (Semper, 1849).

EL NIDO DE LA ESPECIE HUMANA
Un espacio de planta central organizado alrededor del fuego fue, durante varias decenas de miles de años, la morada distintiva de los seres humanos y un artefacto fundamental para su evolución y supervivencia. Este tipo de vivienda primitiva, tan antigua como el hombre, es el nido singular de la especie humana.



"Tuyo este hogar hondo
que reclama el leño
para alzarte en humo,
para amarte en fuego."
Del poema Entremos de José Pedroni

1 comentario:

  1. Buenaso, me lo apunto. Para seguir pensando te envío esto:
    "Nuestro mundo es un templo de pilares vivientes
    que susurran, a veces, imprecisas palabras;
    pasa el hombre a través de una selva de símbolos
    que le observan con mil familiares miradas"
    Un fragmento del soneto de Baudelaire. Los poetas simbolistas decían (a la manera de la doctrina mística de Swedenborg) que las cosas del mundo natural y las del mundo espiritual se hallaban entrelazadas en una "red infinita de misteriosas asociaciones" Las formas de nuestro mundo no son más que representaciones de otras formas de una realidad superior. La función de la poesía consiste en poner de manifiesto esas correspondencias. Estos símbolos no son simples alegorías. Hace un tiempo quemé hojas verdes de eucalipto en el interior de la casa y me alejé a observar la columna de humo: la idea del hogar en el suelo y la apertura en el techo, el nido singular de la especie humana, es lo máximo, casi como un poema.

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